lunes, 15 de julio de 2013

Prueba BMW Z4

Cuando me dijeron que iba a probar un BMW Z4, no lo voy a negar, se me aceleró un poco el corazón. Llevaba mucho tiempo queriendo probar un roadster normalito, y que mejor manera que empezar por un Z4. No es el modelo más potente, de hecho es el 2.0i, que tiene 150CV sacados de un 4 cilindros. Algo escueto para los 1300 kilos que pesa aproximadamente.
 
Impone bastante si lo ves por el retrovisor.


Es hora de montarse en el coche. Me siento en el asiento del conductor mientras veo detenidamente el interior. Me gusta mucho el volante de cuero, muy pequeño, y también el recorrido de la caja de cambios que está algo dura y con recorridos entre marchas muy cortos y precisos, empezamos bien. También destaca la cantidad de metales que se usan, como veis salta a la vista la placa de metal que va de un lado a otro del interior, o los detalles del volante y la palanca de cambios. Los asientos son cómodos y recogen bastante bien a la hora de ir rápido, eso sí, la suspensión al estar tan dura hace que hasta la mínima piedra que pises vaya a tus riñones. La posición de conducción es perfecta, vas sentado muy bajo, y apenas ves el morro del coche. El interior es bastante angosto si vas con la capota puesta, y si eres alto es posible que te agobies. Yo mido 1,84 y la cabeza casi me daba con el techo. 
Giro la llave y un leve rugido llega al habitáculo, apenas se oye con la capota puesta, así que vamos a aprovechar que hace buen día para abrirla, y de paso chuleamos un poco, ¡no todos los días conduces un descapotable! Pulsamos el botón y en apenas 10 segundos ya tenemos nuestro descapotable preparado. Iniciamos la marcha por la ciudad mientras nos vamos haciendo con el tacto de todos los pedales y de la dirección. El embrague no está muy duro y la dirección asistida electrónica de momento parece blanda, a ver si a la hora de ir rápido es precisa e informativa.


Interior simple donde los haya. 

Es un coche fácil de llevar si vas de paseo, además si te gusta que te miren este es tu coche. No es un rompe cuellos, pero la gente ve un descapotable rojo y mira, y eso es así, vayas en un Ferrari o vayas en un Peugeot.

Conforme avanzamos hacia las afueras de la ciudad, vamos comprobando que estirar las marchas es una delicia, suena bien este 2.0, y siempre te pide más y más. Basta estirar un poco en 2ª para comprobarlo. También comprobamos tímidamente la suspensión en algunas rotondas, donde el coche no se balancea lo más mínimo. Lo que no me ha gustado ha sido el tacto del freno, que aunque no está muy duro, en cuanto pisas un poquito ya parece que estás clavando el coche; me hubiera gustado más recorrido en el pedal de freno.

Culo gordo.

Después de esta pequeña vuelta por la ciudad para ir conociendo el coche, llegamos a una carretera bastante divertida, con curvas de todo tipo. Empezamos por curvas lentas, en las que poco hay que decir del coche. Disfrutamos reduciendo de marchas antes de entrar a la curva, para salir acelerando con todo, pero no da tiempo a meter la siguiente marcha, porque toca frenar y meterse al vértice de la siguiente curva. Ahora sí podemos comprobar que la dirección electrónica es muy directa, pero me transmite poca confianza a la hora de ir rápido; es muy directa sí, pero informa poco de lo que sucede bajo las ruedas… No hay mucho tiempo para pensar, el ritmo va subiendo cada  vez más, y entonces empezamos a ver las excelentes cualidades del chasis de este Z4. No se balancea nada en las curvas y vas siempre con mucho aplomo, además agarra como un demonio (aquí ayudan bastante los neumáticos, 225-45/R17). A la hora de frenar tampoco se queda corto, tanto en las ruedas de delante como en las de detrás monta discos ventilados. Los frenos no se calentaron lo más mínimo en todo el recorrido. La fórmula es fácil: sales de la curva acelerando, subes de marcha y cuando estás llegando a la siguiente curva, pisas el freno casi a fondo, embragas, toque al acelerador, reduces de marcha y te tiras al vértice, y así continuamente, vas cogiendo confianza bastante rápido con el coche, y en pocos kilómetros lo llevas bastante bien sin dar perchones por hacer mal el punta-tacón. Es bastante difícil poner al coche en apuros, y en contadas ocasiones pierde algo de tracción, aunque si le buscas las cosquillas se las vas a encontrar; aquí tengo que decir que el comportamiento del coche es bastante predecible, con su batalla larga y un reparto de pesos bien equilibrado, es muuuy divertido. Supongo que el 3.0i será otro mundo, esos 80 CV de diferencia tienen que ser suficientes para darte más de un susto en tu carretera favorita.
La rubia viene de serie.

Poco más se puede decir de este coche, tiene un chasis excelente y una dirección bastante precisa y directa, pero le falta chicha al motor para poder ponerlo en apuros. Así que no penséis que lleváis un superdeportivo porque como te cruces en un tramo con un Saxo bien puesto a punto o con cualquier pepinillo de tracción delantera es posible que tengas que agachar las orejas. No estoy diciendo que el motor sea malo, todo lo contrario, me ha parecido exquisito, tanto su sonido como su respuesta. Eso sí, no intentes adelantar si vas a 2.000 rpm, porque no te vas a encontrar nada de nada, pero cuando llegas a las 4.000 revoluciones, es otro mundo. La sensación de cambiar de marchas al corte es maravillosa, y por qué no decirlo… adictiva.


El Z4 M es otro mundo, muy gordo...

Así que si estás buscando un coche con el que hacer el cabra, no te compres este. Por lo que cuesta en segunda mano tienes opciones muchísimo más divertidas y económicas.
Si estás buscando un roadster, entonces depende de cómo lo vayas a usar. Es el modelo más económico de todos los Z4, y es divertido, pero en más de una ocasión vas a echar en falta más potencia. En mi opinión me iría antes a por cualquier 6 cilindros en línea, ya sea el 2.5i o el 3.0i, y si tu presupuesto es ilimitado el Z4 M, por supuesto.

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